martes, 24 de noviembre de 2015

Décima despedida

Quisimos ahogar las penas en un vaso,
pero aquel vaso terminó ahogándonos en whisky del malo,
la muerte no fue digna de los protagonistas de una historia de amor cómo aquella,
no hubo una despedida,
ni una carta,
ni un te quise,
ni un lo siento,
ni tan siquiera dijimos adiós,
no pude verte marchar,
solo llegó un mensajero comunicando tu abandono permanente,
y desde aquel maldito día las cartas ya no llegan.
Una vez dijiste que tenía los ojos más bonitos del mundo,
dime por qué los haces llorar,
y cuéntame porque apartaste los tuyos.
Aunque sé,
que tu corazón nunca supo palpitar por amor,
sólo lo hacía por los grandes excesos,
por los grandes riesgos,
por las causas encontradas,
y por la forma que tiene un cuerpo de hacerte volar.
Querido amigo,
aunque no seamos ni eso,
te juro que dañarte no pretendo,
pero sí me gustaría encontrarte por amor sufriendo,
porque ojalá, algún día encuentres un amor sincero,

que te recuerde a todo lo que yo sentí por ti.